sábado, 19 de septiembre de 2009

La muerte de J. B. Lully: ¿una de las más estúpidas del mundo?

Juan Bautista Lully, del que hablaremos en otro momento, fue un compositor por y para la corte de Luis XIV, una de las personas más influyentes de Versalles en su tiempo. Precursor de la suite, el concierto, y otros géneros, sólo hablaré de él en esta entrada brevemente para referirme (como una curiosidad) a su muerte.

Lully ganó un premio Darwin, póstumo, como todos ellos, a la muerte más ridícula de su año. Estos premios, un poco macabros, la verdad, se dan a aquellas personas que sufren muertes ridículas, en una ceremonia anual. Bueno. Dicha ya la parte gamberra, no puedo dejar de hablar de aquella noche en que Lully dirigía un concierto para el rey, en conreto un Te Deum (creo recordar) interpretado tras una misa en la que el rey daa gracias a Dios por haberse recuperado de su enfermedad. En la época, los directores llevaban un gran bastón (similar al de los chambelanes) en la mano, con el que golpeaban el suelo para marcar el ritmo. Lully, un obseso del ritmo, golpeaba con tanta fuerza que los espectadores temían que llegase a ahogar el sonido de la orquesta.

Todo esto sucedió antes de que este bastón evolucionara en el bâton, más pequeño y manejable, que se blandía en el aire, y que dio origen a nuestra batuta actual, que los directores utilizan hoy día.

Resultó que, con la peor fortuna del mundo, Lully calculó mal y, en uno de sus apasionados golpes, se machacó el dedo gordo del pie. La orquesta, viendo que su director se retorcía de dolor, titubeó un segundo (en la época las orquestas dependían completamente del director, al que miraban en todo momento), Lully, temiendo defraudar al rey, siguió dirigiendo a pesar de su dolor hasta el final.

Cuando volvió a casa, el dolor había remitido enormemente, y, a pesar de las advertencias de sus amigos, el músico rehusó ir al hospital. Pocos días más tarde, la herida le provocó una gangrena en la pierna que lo mató, causando gran escándalo entre los compositores franceses.



¿Probablemente una de las muertes más ridículas jamás presenciadas? Bueno, de alguna forma, la música lo mató. Moraleja: nunca hay que temer ir al médico antes de que sea demasiado tarde.

A continuación, un fragmento de la película francesa (magnífica, por cierto) “Tous les matins du monde” en la que vemos cómo se dirigía en la época. La música es de Lully, la “Marche pour la cerémonie des turcs”, y el director (Gerard Depardieu) se trata ni más ni menos que de Marin Marais. Recordad ese nombre.



2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Esto nos enseña una gran lección. No la recuerdo, pero los maricas con peluca deberían seguirla... Por lo demás, la música mola, aunque es un tanto... circense. Y a Gerard Depardieu no le favorece demasiado el maquillaje albo... Hala, comentado, me voy a clase de español.

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